Se ha dicho que Marrakech despierta todos los sentidos. Ya sea viendo el intrincado mosaico de zellige; oler las especias que se venden en los zocos; escuchar el llamado a la oración que emana de las mezquitas cercanas; tocar el cuero flexible que se usa para hacer un par de babouches; degustando un sabroso tagine, Marrakech nunca deja de emocionar.
25 x 33 cm